ESOTRO
Nuncas vociferados,
Esas sombras que no logran cuajar cuerpos,
Adióses jamás dichos,
Si todo fuera tan fácil como parir...
Hasta siempre
Y ya no estamos,
dicen los que huyen.
No hay voz,
ni sangre en contra vía,
Solo esas señales de tránsito,
Que me invitan a creer en el destino,
En esos abismos dibujados
en nombre del cliché humano
-“cigarrillos, mentas, chicles…”
como nuncas vociferados,
como repetirse vacuamente
por miedo a perderse.
Me obligo a desconocer lo imaginado;
Por higiene, dicen,
“Hay que aprender a vomitar para seguir comiendo”.
Y a mí,
no me queda otra salida que
escuchar,
Cerrar los ojos,
desaparecer.
Esas sombras que no logran cuajar cuerpos,
Adióses jamás dichos,
Si todo fuera tan fácil como parir...
Hasta siempre
Y ya no estamos,
dicen los que huyen.
No hay voz,
ni sangre en contra vía,
Solo esas señales de tránsito,
Que me invitan a creer en el destino,
En esos abismos dibujados
en nombre del cliché humano
-“cigarrillos, mentas, chicles…”
como nuncas vociferados,
como repetirse vacuamente
por miedo a perderse.
Me obligo a desconocer lo imaginado;
Por higiene, dicen,
“Hay que aprender a vomitar para seguir comiendo”.
Y a mí,
no me queda otra salida que
escuchar,
Cerrar los ojos,
desaparecer.
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