Fabula Mar

Bramas caracola
La sal de tus días
Una de esas manos
Te arrancó del vientre
Y te asfixias en un escritorio
Vagamente desordenado
Traes escrita la seducción
A manera de pliegues
Y en espiral me deslizas
A las profundidades de tu mar
A esas circunstancias
Jamás comprendidas
Ahí, donde injustamente
Naufragan las preguntas
Con las que te respondes
Te arrastran, te arrastras,
Con ellas a cuesta
Mientras te envidian
Aquellos que temen ser destronados
Segundeando
Milimetrando
Cada paso que,
Sin dar, avanzas.

Mediocres.

Si supieran que no te interesan otros reinos
Si supieran que tu naturaleza es más afortunada.
Arquitecta y albañila.
En cuanto tu castillo este perfecto
Lo abandonarás a los indigentes
Te construirás tu hoy
Sin mendigar miradas
Y así, terminarás tus días
Adornando algún hogar humano
Como la moraleja jamás comprendida.
Cómo quisiera ser más tú
Y menos yo, caracola.
Sigo esperando que alguien
Me arranque del vientre
En el que habito.
Que me asfixie.
Alguien que me deje sin luz
Aunque la planilla del servicio eléctrico
Esté cancelada
Y en mi mano,
Sus narices,
En sus ojos.
Ermitaño.